October 03, 2010

La edad de la inocencia (Dedicado a mi ahijado, Alan P.)


Anoche, mientras le hacia un cuadro/regalo, a mi suegra, me vino esta anécdota a la cabeza.

Muchos de Uds. no saben, pero tengo 3 hermanos varones, los cuales, todos y cada uno de ellos, tiene un hijo varón. El primero en hacerme tía fue mi hermano mayor, Beto.

Su hijo, Alan llego a este mundo en Febrero del 98’ – había  esperado tanto por la llegada de esta criatura que, demás está decir, que fue lo que esperaba y más. Alguna vez, les contare.


Como sea, Alan tenía unos 3 años y por primera vez, lo saque a pasear sin sus padres. Fuimos al Zoológico de Buenos Aires, toda una aventura para él. Sus ojos e imaginación de 3 años no daban a basto, todo era nuevo, grande, gigante y obviamente, salido de los dibujitos animados. Me acuerdo que apenas vio a los Suricatas (Meerkats) me dijo: “Madrina, Timón y su familia” (para los que tienen mala memoria, Timón y Pumba, del Rey León) y pensé: no solo que buena memoria para el nombre de dicho dibujito, sino con que exactitud y convencimiento lo dijo.

Seguimos nuestro paseo. Como dije antes, fue increíble ver a una pulga de 3 años sorprendido por todo lo que había a su alrededor, cuan fascinado quedo con los “Tinguinos” – Cuando me dijo: “Madrina, que lindos los Tinguinos”, me morí de amor.

Pero no solo fue el asombro de él en un mundo de gigantes, sino para mí, como de golpe, Alan dejo de ser el bebe, el Pipi (como lo bautizamos en la familia) para ser un nene GRANDE.

Situacion: “madrina, quiero ir al baño, me llevas?, lo llevo.
Cuando llegamos al baño le digo: “a ver, dejame que te ayude” y muy pancho y la vez ofendido me contesta: “madrina, ya SOY GRANDE, ves (bajándose los pantaloncitos y mostrándome a su amigo) tengo pito como papa” – Estas son cosas que solo una criatura de 3 años puede decir sin vergüenza.

Me hubiera gustado tener una cámara o alguien conmigo para que más tarde me mostrara la cara que puse. No solo no pude contener la carcajada de la situación en sí, como de un enano de 3 años que se cree que es GRANDE solo porque tiene algo que yo no tengo. Se sentía HOMBRE.

Ahí me di cuenta, que mi negrito, yo no era el bebe que yo creía, era un pequeño hombrecito, que de una manera u otra, me tenía que hacer saber, que ya podía tratarlo de otra manera, que le podía hablar de igual a igual, que él ya entendía.

Con su inocencia de 3 años, me dejo bien en claro que ya no lidiaba con un “bebe”  y nadie mejor que mi ahijado, con 3 años, para explicarme que yo, también tenía que crecer. 

ミ★αмєвιтα ★彡

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