Si … una y mil veces FELIZ CUMPLE!!
Nadie va a entender lo que siento … lo que te admire,
inclusive en tus peores momentos … pero (sacando a mis hermanos), dudo que haya
alguien que me haya dado tantas alegrías!
Feliz Cumple Diego Armando Maradona! Por mil mas!
PD: lo que sigue es una carta que leí una vez y pensé:
“como no la escribí yo” - Por Mirta Bertotti
“Al Zacarías lo vi llorar tres veces en la vida.
Cuando le dijeron que el Nacho era un varoncito, cuando le metiste el segundo a
los ingleses, y cuando te echaron del mundial "94. Así que date cuenta:
gracias a vos descubrí que mi marido tenía sangre en las venas. Por eso si él
reza, yo rezo. Y no me importa si otra vez hay que rezar por vos. En esta casa,
cuando mi marido dice que hay que prender dos velas, se prenden dos velas y
sanseacabó.
Vos no sos santo de mi devoción, ya te
lo dije mil veces; siempre me caíste para el culo porque sos un fanfarrón y un
bocasucia. El Zacarías me dice que si me gustara el fútbol sería otra cosa, que
vos adentro de la cancha eras algo que no tenía nombre, una cosa de otro mundo,
que en tus mejores épocas eras capaz de enloquecer las leyes de la física y bla
bla bla. Pero por ese lado a mí nadie me compra. Yo soy una señora, no entiendo
y no quiero entender de pelotas y pantaloncitos cortos.
En cambio hay otras cosas que sí
entiendo. Y por esas cosas rezo estas noches, pero ojo: no es por vos. ¿Sabés
por qué rezo? Porque hubo momentos en los que no tuvimos nada, pero lo que se
dice nada, arriba de la mesa, y vos le dabas alegría a mi familia.
Alfonsín estaba haciendo estragos, y
gracias a Dios justo nos cayó del cielo un Mundial que ganaste de punta a
punta. Para mí fue un invierno horrible, porque solamente podía poner buñuelos
de acelga en el almuerzo y buñuelos de acelga en la cena. Pero si hoy le
pregunto al Nacho o al Zacarías qué se acuerdan de ese invierno, ellos te
nombran, se llenan la boca de vos, sonríen... No se acuerdan de otra cosa; no
tienen la menor idea de que pasaron hambre.
Afuera, en la puerta de la clínica
donde respirás por un tubito, está lleno de periodistas extranjeros sacándole
fotos a un mundo de gente que prende velas y que se pasa la madrugada recitando
el rosario. A veces me da un poco de vergüenza que el resto del mundo crea que
somos tan básicos, tan cabezones. Pero después me dan ganas de explicarle al
mundo que nadie reza por el bocasucia, ni tampoco por el fanfarrón. Me dan
ganas de explicarle al mundo qué país es éste, qué pocas alegrías hemos tenido
en los últimos veinte años, y que de esas pocas, casi todas vinieron con tu
firma.
Con lo que nos cuesta ponernos de
acuerdo en algo. Con lo que nos cuesta reírnos o llorar o gritar por lo mismo.
Con lo que nos cuesta cantar "Argentina, Argentina" y al mismo tiempo
sentir que el pecho se infla. Y hacer fuerza por lo mismo, y querer ser
mejores, y patalear de rabia. El día de la efedrina salí a la calle y, te lo
juro por mis tres hijos, por primera vez en la vida vi a todo el mundo
llorando. La gente iba en silencio por la calle, arrastrando los pies, y se le
caía los mocos. Todo el país desinflado y mudo. ¡Qué raros que somos!, pensé,
pero me sentí orgullosa de esta sangre que era mía, porque yo también lloraba y
no sabía desde cuándo.
Si hasta el Caio, que nunca te vio
levantar una copa del mundo, tiene un poster tuyo en su pieza y habla de vos
como si te hubiera vivido. Si hasta el Nonno te perdonó que mandaras a la puta
que los parió a toda Italia en directo. Si incluso el Nacho, que odia el
fútbol, sabe que vos sos mucho más que eso, y te defiende... ¿Cómo no voy a
rezar para que te pongas bien?
Dentro de muchos años, los hijos de
los hijos de la Sofi van a vivir en un país mucho mejor que el que tenemos
ahora. Estoy segura. Y nadie se va a acordar que eras un fanfarrrón y un
bocasucia. En los libros de lectura se va a decir de vos solamente lo
importante, que acá una vez nació un negrito que jugaba a la pelota mejor que
nadie, y que era capaz de levantar a un pueblo triste y volverlo loco de
alegría, de hacerlo feliz incluso en las épocas más negras. Para que no se
muera ése, rezo.
Para que te cures, para que puedas
descansar de todo el esfuerzo de haber sido único y te quede tiempo para ser un
tipo común. Para que puedas ver a tus nietos, abrazarlos, y contarles quién
fuiste. Debe ser muy lindo llegar a viejo, mirar a un nieto a los ojos y
decirle, con el corazón despierto: "¿Sabés quién era yo? Yo era Diego Maradona". Y estar
vivo para contarlo”
Firmado: Por Mirta Bertotti
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