Ya pasamos turkey day (día de acción de gracias) de este lado del
planeta, lo cual significa que Navidad y Año Nuevo están a la vuelta de la
esquina y con eso, mi cumple numero 34.
Estas fechas en particular, hacen que una se re-plantee un par de cosas,
así que hace un par de semanas, empecé a hacer trabajo voluntario. Una de las
cosas que hago es preparar comida para la gente de la calle. Hay un comedor en
la ciudad donde vivo que se sirve almuerzo los sábados y desayuno los domingos.
La persona que esta a cargo del grupo, me comento que entre el Día de Acción de
gracias, y ese fin ese semana, se le dió de comer a más de 1,200 personas. Es
increíble la sensación, la satisfacción que da hacer cosas por otro, por
personas que lo necesitan a diario.
Si, vivo en el primer mundo (según mis amigos), pero también hay pobreza
y hambre, gente menos afortunada.
La decisión de hacer esto, paso por muchos factores: uno es que este año
me di cuenta que solo labure y la verdad, no me gusto un carajo y tampoco me
gusta la rutina, o sea … llega un momento que me aburro y me convierto en un
ser insoportable.
El ayudar, también me ayuda a no olvidarme quien soy, de donde vine. Me
vinieron imágenes de la infancia, recuerdo fotos de mis viejos y mi hermano
Beto vestidos de payasos en algún evento por el día de niño o algo así. Hemos
ayudado y también, en algún momento alguien nos ayudo, pero siempre la ayuda
vino de gente que estaba igual o peor que nosotros.
Yo estuve de ese lado, el de la necesidad, el lado en el que no tenes.
Teníamos casa, cuando se vino la hecatombe del 88’, una casilla en el Barrio
Jardín 22 de Enero, en Ciudad Evita. No todos los días teníamos para comer, esa
es la verdad. Hubo buenos días y otros muy malos. Fueron tiempos duros, que
vivimos como pudimos, pero que me hicieron quien soy como persona. Me hace
valorar mucho mas lo que tengo, sea mucho o poco.
Siempre dije y seguiré diciendo: mis hermanos son lo mejor que me dio la
vida. Creo que esa fue la base para tener otro concepto de familia.
Mi big brother Beto, fue un adulto con 14 años … fue como nuestro papá y
yo también crecí de golpe. Pero no me arrepiento, no cambio las noches de frio,
de mate cocido con pan del día anterior, de los guisos de lentejas que tanto
odie o los pasteles de polenta (incomibles) que mi hermano inventaba para que
nosotros tuviéramos algo caliente para comer, cocinando en un horno de barro
que el construyo con sus manos, con sus escasos 14 años.
La vida nos puso piedras en el camino, pero así y todo, salimos.
Nosotros, los mas grandes, tratando de hacer lo mejor posible para servir de
ejemplo para nuestros pulgas.
Lo vivido me ayudo a ser quien soy, para bien o para mal, esta SOY YO y
por eso decidí dar una mano a quienes lo necesiten, ya que no todos tienen la
suerte que tuve yo, me ayuda a no olvidarme de donde salí, o de cuanto nos costó
(si, nos, porque esta vida mía no es solo mía, es de ellos 3 también) y llegar acá,
a donde estoy hoy.
A seguir valorando el esfuerzo que hicieron por mí, de una u otra manera
y especialmente a todo lo que hizo el mejor hombre que me dio la vida: mi HERMANO,
MI VIEJO, MI MEJOR AMIGO, Beto.
ミ★ lαdч αmєвα
★彡